Dos perspectivas de la idea filosófica de imperio

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En este artículo se va a confrontar la exposición de dos desarrollos de la idea de Imperio del Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno. Estos desarrollos son llevados a cabo por dos discípulos del filósofo: Luis Carlos Martín Jiménez (LCMJ) y Juan Bautista Fuentes Ortega ( JBFO). Discípulos que se pueden considerar de posiciones antagónicas, sobre todo en cuanto a su relación con la Escuela de Oviedo. De adscripción explícita el primero, el segundo ha tenido sus acercamientos y distancias con la llamada Escuela de Oviedo. La forma de conducirse de Martín Jiménez en sus trabajos está muy apegada a la doctrina canónica Materialista filosófica, Fuentes Ortega es más heterodoxo aunque los nexos de unión entre los dos filósofos son abundantes. Las prospecciones filosóficas que hacen parecen tener recorridos distintos pero finalmente no están tan alejadas, lógico cuando las herramientas y la “técnica” filosófica de la que parten es la misma.

LCMJ y su análisis de la Idea de Imperio Alemán

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Fundamento del análisis e idea de imperio de Alemania

El contenido de la exposición de LCMJ (“La implantación política de la filosofía alemana”) se enmarca en una serie de conferencias entorno al aniversario de la publicación del diccionario marxista soviético. Este diccionario, que es un elemento totalmente ideológico, a juicio del ponente, no tiene interés ninguno hoy en día, lo tuvo en su época en su contexto histórico. Y para un análisis del mismo que se pueda encuadrar en el Materialismo Filosófico, cuyo carácter es eminentemente actualista, el estudio ha de desembocar, ha de culminar, en la situación actual española y la de su entorno (al que pertenece Alemania), situación que incluye aspectos económicos (la situación económica siempre es relativa, la riqueza de España es relativa a la riqueza de Alemania o de Francia) y aspectos políticos (temas actuales políticos españoles son los de los nacionalismos, en especial el catalán -este tema surgirá en las preguntas posteriores a la ponencia de LCMJ-), por tanto, partiendo de este punto de vista actualista con respecto al diccionario filosófico soviético, no existe otro camino si no el de remontarse a los fundamentos de este diccionario, que es donde podemos hallar los elementos influyentes en la actualidad.

El fundamento de este diccionario es la filosofía marxista, esta filosofía forma parte de manera inequívoca de la tradición filosófica alemana. Sin importar que se postule ferozmente como crítica a la filosofía de Hegel (tan genuinamente alemana), la filosofía de Marx y Engels entra en la tradición de críticas que como ciclos encadenados van desde Hegel a Kant, Kant a Wölf, Wölf a Leibniz. Esta tradición filosófica se genera entorno a Alemania (en concreto, se podría decir que la filosofía marxista hace un camino de ida y vuelta con respecto a Alemania: surge en Alemania, se implanta en Rusia y vuelve a Alemania, dividiéndola en una república federal y otra democrática, para finalmente culminar con su unificación) y engloba ideas netamente alemanas como la de la cultura, lo cual obliga a hacer una investigación sobre qué es Alemania. Aquí el autor realiza un recorrido histórico para definir la idea de Alemania, utiliza para ello dos puntos de vista bibliográficos, el primero es el que apunta a una idea mítica de Alemania, el segundo es crítico con esta idea mítica. El recorrido mítico en busca de la idea de Alemania es un recorrido por la idea autoconstruida de imperio de Alemania, su inicio como imperio germánico romano, su desmembramiento y la trabajosa lucha para configurar un pequeño imperio alemán, los segundo y tercer Reich, para desembocar en una idea imperial de Europa, dominada con mano de hierro por Alemania, por supuesto. La perspectiva crítica de este análisis de la idea de Alemania indica que la unidad ha sido generada siempre desde el exterior. Desde Carlomagno, Napoleón y por las potencias aliadas después de la II Guerra Mundial.

La filosofía alemana asociada a su idea de imperio.

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Partiendo de esta idea de Alemania se puede afrontar ya la filosofía alemana, la cuestión acerca de qué es la filosofía alemana. Para este análisis LCMJ planteará una perspectiva laxa y otra crítica de la filosofía alemana.

La perspectiva laxa tendrá que ver con el contenido de las distintas figuras destacadas de filósofos alemanes que se van sucediendo unos a otros, en aparente conflicto y crítica total pero que en realidad guardan todos una cierta continuidad de escuela. Sin duda estos filósofos van a tratar (y en el fondo van a ser fruto) de las controversias entre el papado y la Reforma que intervienen de una manera tan acusada en la configuración de Alemania. Sus contenidos siempre van a pivotar alrededor de la conciencia, el espíritu, la interioridad, pero a la vez con un lado práctico. Va a haber, por tanto, una pujanza de la praxis y de la fe frente a la teoría, incluso la misma filosofía va a estar considerada como un onanismo (en palabras de Marx y Kant). El examen de conciencia, interior, y la salvación por la fe, no por la enseñanza, van a implicar la desaparición de las leyes de la razón y de las leyes de la escolástica. El comienzo de esta escuela filosófica podría fijarse en Leibniz. Kant va a prefigurar una idea pietista de la praxis como nóumeno, y también elabora la dialéctica en la filosofía alemana (con los conceptos de tesis y antítesis). En Fichte está la idea sublime de Alemania, y seguidamente llegará Krause con su lenguaje ininteligible debido a su afán de alcanzar un lenguaje puro (alemán), a continuación estaría Feuerbach que es considerado como el segundo Lutero. Ya después surgen Marx y Engels cuyo comunismo encaja a la perfección en la monadología leibniciana por su carácter armonista, además repiten los esquemas anteriores tomando incluso las mismas tesis de figuras filosóficas precedentes (que es lo que ocurre con Engels con respecto a Scheling, y con Marx con respecto a Fichte). Finalmente llegará Heidegger, que aunque católico tiene una deriva final hacia el protestantismo, y configurará un nihilismo que estará muy cerca del holocausto hitleriano. Toda esta corriente desemboca en la idea de unidad europea, alrededor siempre de Alemania, pensamiento que está siempre presente en los ciclos y contraciclos que va creando esta escuela de filósofos.

Tras el análisis laxo de la filosofía alemana cabría preguntarse críticamente qué papel tendría esta filosofía alemana con respecto a la inversión teológica de la que el marxismo sería la culminación; y con ello la manera en que la filosofía española, y en concreto el materialismo filosófico, se relaciona con esta filosofía alemana. Este análisis hay que realizarlo partiendo de la figura de Suárez, y en concreto de su postura en relación con la esencia y la existencia (disputación metafísica XXXI). La posición de Suárez en este tema es que la esencia se vale por sí misma sin necesidad de la existencia, que carece de notas definitorias. Esta desvinculación entre esencia y existencia tiene como implicación principal la desaparición de M3 (la región de materialidad que alberga a los objetos abstractos, matemáticos, también las esencias separadas -ángeles-) y la relocalización de sus contenidos en M1 (elementos materiales, cosas) o en M2 (elementos subjetivos, alma). Esta posición de Suárez va a ser adoptada por el pensamiento alemán, que estuvo siempre muy atenta a la escolástica española, deslizándose hacia el monismo y siendo el motor de la inversión teológica.

Críticas a la filosofía alemana desde el Materialismo Filosófico

Imperios 5

A continuación LCMJ expone varios ataques a la filosofía alemana realizados a lo largo de su obra por Gustavo Bueno. Uno de ellos es con respecto la dialéctica. Se presenta esta idea de dialéctica en la filosofía alemana como una confrontación de contrarios (proletariado-burguesía, movimiento-reposo…), donde la negación sería el motor de la dialéctica, la negación de la identidad formada por los contrarios, de esa negación volvería a formarse otra identidad siendo este proceso continuo aunque sin saber por qué este juego de contrarios ha de tener esta recurrencia infinita. El Materialismo Filosófico propone que la dialéctica no hay que entenderla como una incompatibilidad de contrarios (muchas veces esos contrarios no son tale: la materia puede tomar la forma ondulatoria o en partículas; que los medios producción estén en posesión de la burguesía o del proletariado no plantea una contradicción si no una alternativa) sino como incompatibilidad de la parte con el todo, los procesos de incompatibilidad son muchos y muy diversos y estarán marcados por la pluralidad y la codeterminación, por una pluralidad de incompatibilidades. También critica Bueno la idea de producción marxista como idea mítica (ese postulado genérico e ideal de que «el hombre produce», como si fuera algo espontáneo), confrontándola con la producción del materialismo filosófico que arranca de las técnicas, que van a generar las ciencias y la tecnología, a través de las técnicas el hombre genera los contenidos de M3, que es lo que cambia el mundo. Por último está el mito de la unidad de las ciencias, del gran libro de las ciencias donde todas están reunidas, esto es rechazado tajantemente por el Materialismo Filosófico, no existe tal unidad de las ciencias ni una verdad absoluta de la ciencia, las ciencias son muchas y distintas.

Holización y conclusiones de la exposición

Imperios 6

Para terminar se analiza la idea de holización, que es la que permite explicar el bucle que realiza la filosofía marxista, que nace en Alemania para después trasladarse a Rusia y volver de nuevo a Alemania con su reunificación.

La idea de holización consiste en, partiendo de una totalidad inicial, realizar un proceso de división atómica (proceso de regressus) para después, a partir de esas partes átomas realizar una síntesis que nos lleve a una totalidad homóloga a la inicial (proceso de progressus). Este modo de racionalización del mundo que es la holización, tiene gran importancia en la culminación de la inversión teológica, ya que es un proceso de separación de partes y todos muy frecuente en el cristianismo, podemos apreciarlo en ideas cristianas como la de la trinidad, la idea de la eucaristía (donde el cuerpo de cristo se encuentra presente en todas y cada una de las hostias consagradas), en la idea de igualdad de los hombres ante Dios. Estas ideas que están tan presentes en el cristianismo se trasladan a los países de iglesias reformistas y refuerzan la estrecha relación entre la iglesia y el Estado (lo que no ocurre en los países netamente católicos, donde a pesar de una perenne sospecha, existe distancia de base entre la iglesia y el poder político). Este proceso de racionalización por holización es la que utiliza la izquierda para transformar el sistema material de identidad constituido por el Antiguo Régimen y producir (como totalidad final homóloga a la inicial) las sociedades políticas que tenemos en la actualidad, bien es cierto que esta izquierda debe entenderse como modulada en las distintas generaciones de izquierdas que se han desarrollado a lo largo de la Historia según el criterio expuesto por Gustavo Bueno en “El mito de la izquierda”.

Y con respecto al tema tratado, la implantación política de la filosofía alemana y en concreto el marxismo, y por qué no se ha producido una revolución marxista en los estados burgueses, habría que decir que la razón es que estos países ya se encuentran holizados, y solo podrían sufrir rectificaciones liberales (segunda generación de izquierda) o socialistas (cuarta generación), pero las revoluciones marxistas solo serían posibles en regiones agrarias sin holizar.

Cabría preguntarse, por tanto, si se podría identificar al Materialismo Filosófico con estas ideas de totalización de izquierdas. Si Gustavo Bueno consideraría a la holización como el modelo canónico de racionalidad. La respuesta sería no, ya que a la holización se le puede oponer un modelo de racionalización, totalizador, no isológico, no metafinito, que no cuente con partes homeoméricas. Existen modelos de racionalización totalizadora donde se produce una concatenación, un ensamblaje, de partes heterológicas, se tratan de totalizaciones no atómicas sino anatómicas. El Materalismo Filosófico estaría más cerca de estas totalizaciones anatómicas debido al foco que pone sobre las técnicas. En las técnicas es donde se produce un ensamblaje de partes heterológicas, de partes distintas, que va a tener una potencia máxima a nivel inteligible y práctico en los contextos determinantes (un ejemplo entre muchos podría ser la configuración de una máquina de vapor), y que tienen la potencia de producir las ciencias (M3) que son las que transforman la realidad. De ahí que se diga que el marxismo y el Materialismo Filosófico no tienen el mismo modelo de racionalidad. El modelo holizador marxista es el que produce, en definitiva, el modelo del individuo libre, libre para votar, igual ante el mercado y ante la ley, poseedor de derechos humanos, englobado por ideas metafinitas como la de la voluntad general. Es un modelo que acaba en las democracias del presente y en el fundamentalismo democrático, en un pensamiento ideal de Europa. La idea de Alemania no se podría, por tanto, comparar con la de España, ésta última no se agota en Europa, la idea de España es universal y está unida a la hispanidad, con el potente idioma español. Por tanto, ¿hay que comprar coches alemanes? sí porque son mejores técnicamente, pero ¿hay que pensar con ideas alemanas? No, ni con sistemas alemanes de pensamiento. El Materialismo Filosófico es superior a esta filosofía, y pensar en términos de filosofía alemana constituye mala fe.

JBFO y la tríada de imperios Alemán-Angloamericano-Hispano

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http://www.ivoox.com/16144415 (El audio es de muy baja calidad).

Introducción y choque de perspectivas imperiales

Imperios 12

En la exposición de JBFO, que va a desembocar en el análisis de tres visiones del mundo distintas, se presentarán tres mapamundis diferentes (idealista-alemán, científicotécnico-anglo, comunitarista-hispano), se parte de cómo surge la filosofía. La filosofía surge del asombro, y este asombro tiene que ver con la perplejidad ante la convivencia. En las crisis hay un desmembramiento en átomos de la totalidad filosófica. Hay, por tanto una ruptura de la inteligibilidad mutua, de la dialéctica, la cual implica la presencia de vencedores y vencidos. La crisis definitiva va a estar ligada a la ruptura de la cristiandad, va a estar debida al modo industrial (surgido en el protestantismo) y en concreto a su modo de uso (a la técnica), en concreto a la técnica científica (la tecnología). Esta industria tecnológica implica la existencia y presencia del capitalismo, que en el fondo es una precipitación de la industria y que va a derivar en una homologación de los usos y costumbres, los aparatos técnicos provocan un debilitamiento moral y anímico sobre los individuos homologados.

Uno de los instrumentos para afrontar esa situación, la del dominio por parte de la técnica, estaría formado por la Razón Pura de Kant que es una razón que implica que no hay mezcla con los cuerpos. Esta razón pura se desliza hacia un apriorismo ocasionalista. Un idealismo real de un resultado final puro.

La otra faceta para confrontar esta situación es la del voluntarismo, la rebelión romántica. La vida va a ser lo irracional, la voluntad pura o a priori. La voluntad no discute nada, únicamente manda. Frente a la dominación de la sociedad por la técnica (sería la perspectiva a la que se ve abocada la sociedad anglo-americana y sus zonas de dominio), la sociedad alemana se postula como dominadora de la técnica, saluda a la técnica, «muestra» su salud a la técnica. La sociedad alemana está vitalizada por la voluntad y puede dominar la técnica, cosa que el anglo-americano no puede hacer. Sin embargo, el particularismo vitalista alemán no descubre los nexos del entramado técnico por su carácter voluntarista.

La técnica aparecería como un cortocircuito sobre la comunidad, en el caso alemán este cortocircuito se palia con su vitalismo. La industria abrasa, homogeniza las formas de vida de los pueblos. Al quedar técnicamente homogenizados, los pueblos quedan desunidos, quedan desmembrados, atomizados, en desconexión. En su evolución los alemanes proponen su revancha, porque se postulan como los únicos con voluntad de vida. Y al mostrarse de esta forma, aparecerían en la forma de bárbaros, bárbaro en el sentido que se utilizaba en el Imperio Romano, aquellos pueblos cerrados sobre sí mismos cuya única misión era la de ponerse e imponerse. Provocarían el fraccionamiento de la civilización, separando lo convivencial, abrasando también la convivencia.

A esta idea alemana se le opondría la idea contraria de raigambre judeo-cristiana, la idea de comunidad de convivencia. Y esta idea opuesta no proviene del imperio anglosajón, porque ¿qué queda de la cristiandad en el bloque franco-anglo-norteamericano? Apenas nada, únicamente son un grupo de intereses geo-políticos. Es importante precisar aquí la diferencia entre civilización y catolicidad. Siendo ésta última el movimiento de un proceso histórico universal que de manera virtualmente ilimitada enlazan convivencialmente a los pueblos de manera que tengan una empresa común, con el mundo económico subordinado a los fines convivenciales, y con este mundo económico también sometido a la política. Hasta el siglo XVIII la política estaba en función de una convivencia universal, a partir de ese momento se produce la separación de la relaciones tecno-económicas que se abstraen de las relaciones convivenciales. No deja de tener cierta razón Alemania cuando acusa al mundo no-alemán de estar dominado por la técnica.

La visión de Ortega

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Ortega exteriormente es conceptuado de forma peyorativa como un “ensayista de alto nivel filosófico por su contacto con Alemania”, pero en realidad el proyecto de Ortega desbordaría el de la filosofía alemana. Este proyecto, que es el de una razón vital- histórica, es una filosofía hecha en el siglo XX en Europa, un proyecto donde la razón es inmanente a la vida, la vida necesita a la razón para proseguir. No se trata de cualquier vida, no es la vida de los animales, ni la vida neolítica sino la vida de los que conviven, la convivencia de tradición histórico-cultural, la de la civilización occidental. Esta razón vital histórica no puede ser realizada por el pueblo alemán, debido a la razón pura y a la voluntad que maneja, absorbiendo la realidad.

El proyecto de Ortega va a desbordar, por tanto, el ciclo del idealismo alemán, su armonía preestablecida por un proyecto inmanente a la razón de la vida, interminable, donde no está preformado el resultado, que está forjado desde una tradición histórico-cultural desde la cual se advierten los límites de la cultura alemana. Ortega falla en su filosofía dogmática porque está realizada con los mimbres de la filosofía alemana. Sin embargo Ortega es consciente de estar ante la pérdida del tesoro de europa, del tesoro de la vieja convivencia de los pueblos de Europa, de la pérdida de las relaciones convivenciales entre unidades historico-populares sin perjuicio de que mantengan su personalidad propia. De manera que esta convivencia esté situada en un punto medio entre el hermetismo particularista de cualquiera de esos pueblos (sistema alemán) y el universalismo abstracto (anglo-capitalismo), este último generando a su vez dos imperios que son gemelos, como dos dióscuros: el norteamericano, donde la desconexión entre sus individuos está perfectamente ordenada por el mercado; y el soviético, cuya desconexión está ordenada por el Estado.

Ortega, cuyo análisis más certero va a encontrarse en textos no dogmáticos (por ejemplo, en el prólogo para los franceses y el epílogo para los ingleses de la Rebelión de las masas), nos va a dejar dos ideas importantes con respecto a este tema:

    1. La creación de los estados nacionales modernos va a implicar su colisión, su choque, todos van a enfrentarse mutuamente entre sí. Esto es debido a que se han roto los lazos convivenciales, el Estado está abstrayéndose por el dominio económico-técnico del planeta. Ortega tiene la intuición de que debe abolirse la sociedad de estados moderna y defender los restos de la unidades históricas que les subyacen.
    2. El sentido del derecho. JBFO es consciente de que el invento de la Sociedad de Naciones en el periodo de entreguerras es un mero engendro de burócratas que intenta crear de la nada un derecho internacional, porque entre las naciones modernas no hay nada. Ahora el derecho ni lo fundan los Estados en reuniones baladíes vaciadas de contenido, ni lo funda la fuerza. Lo que funda el derecho es la convivencia, convivencia incesantemente renovable. El Estado es importante para estabilizar los derechos conquistados por la convivencia, pero si cada nueva generación o fase histórica no vuelve a ganar los derechos mediante una exigencia responsable de seguir practicando la convivencia universal, si los derechos no son re-vitalizados en una relación convivencial donde esté la razón histórica y vital, no nos servirá el Estado sino para librarnos de los peligros más urgentes, pero no obtendremos de él más que la permanencia en la barbarie.

La función histórico-vital Hispana

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Como se decía antes, la universalidad católica se basa en la convivencia, la convivencia de la vieja cristiandad. Una catolicidad que tiene su opuesto al final de la filosofía alemana, en la filosofía de Heidegger, que es la negación oscurantista de la universalidad, donde aparece el héroe idealista trágico que mira hacia la muerte, que va de muerte en muerte. Esta filosofía es la que desembocará en el nazismo.

Lo trascendental de la Historia se resume en una función no en un contenido, función que abarca varios parámetros, parámetros que van a ir incesantemente variando, permutando; estos parámetros representan a los distintos pueblos con sus peculiares usos y costumbres y la función ejemplifica el engarce de los pueblos que forman la unidad imperial, global, convivencial, engarce en lo posible y hasta lo posible de esos usos y costumbres de los distintos pueblos. Lo que implica que puede haber un tránsito de los individuos de cada pueblo por mediación de los bienes y comunicación de bienes por medio de los individuos. Cada parámetro de la función posee sus elementos característicos pero susceptibles de encajar con el resto de parámetros (pueblos), de manera que es necesario que exista cierta porosidad entre los distintos usos y costumbres que van a integrar el conjunto global (el imperio). Las integraciones de estos parámetros-pueblos nunca pueden ir en contra de la recursividad de la función que representa al conjunto imperial. Es decir, es inadmisible un parámetro-pueblo cuyas características, más que incompatibles con el resto de pueblos, son incompatibles con la recurrencia de la función y con la estabilidad del conjunto. La porosidad entre los usos y costumbres, por tanto, debe existir sin perjuicio de la criba de aquellos rasgos culturales que impiden la transitividad y la recurrencia de la función (imperio).

En el imperio hispano (entidad representable por la función de la que hablábamos en el párrafo anterior) encontramos a lo largo de su historia el contacto con pueblos (parámetros) incompatibles a la recurrencia de este imperio. Un ejemplo de esto son los pueblos árabes, éstos no son pueblos incorporables ya que su admisión redundaría en la destrucción de la unidad globalizadora. Habría relaciones de convivencia personal entre individuos del conjunto cristiano y el árabe (relaciones convivenciales sexuales o amorosas, por ejemplo) pero no de incorporación. Esto se comprueba en instituciones como la del matrimonio, no puede haber matrimonios entre miembros de los dos pueblos porque ¿qué ocurriría con las hijas de ese matrimonio? ¿El padre cristiano incorporaría a su hija a un harén?

Otro caso similar sería la posible incorporación por parte del imperio hispano de los pueblos caníbales que se encuentra cuando llega a América, el hecho de comerse individuos sería un parámetro destructivo, inadmisible para una cultura que contempla la reencarnación de su dios en la persona humana, y que implicaría el cortocircuito de la unión de estos pueblos. Sin embargo, sí es posible la aceptación de otros muchos pueblos de América con sus peculiares usos y costumbres que no entorpecerían la recurrencia y de ahí el interés por nombrar a los pueblos indígenas que se van encontrando como súbditos del Rey Católico.

Según lo explicado, es la cristiandad, con toda la imperfección que se quiera, la que extiende por todo el orbe este planteamiento. Y es el mundo hispánico el que prosigue esta labor, hasta donde pudo y hasta donde le permitieron las potencias tecno-económicas depredadoras. El mundo es culminado por el imperio hispano a razón de esta teoría y su reflejo se encuentra en la literatura de esta época más bien que en su filosofía. El imperio hispano recoge la razón vital en las Españas, cada una con la personalidad de cada pueblo.

Conclusiones

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Puntos de contacto de las dos prospecciones

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Algunos puntos que son comunes en las dos exposiciones analizadas serían:

  • La definición de una racionalidad basada en una totalización isológica, atomística, que va asociada a la filosofía alemana. Y de forma enfrentada, el planteamiento de una racionalidad heterológica, anatómica, que se refiere a la coordinación de partes diferentes y que tiene que ver con una filosofía española y en general hispana.
  • La tecnicidad-practicidad que está presente en el pensamiento alemán. Inoculado, a juicio de LCMJ, por el reformismo religioso, por su carácter pietista, fideísta. JBFO destaca el afán del pensamiento alemán de superar a la técnica, de dominar a la técnica, a diferencia del pensamiento anglo-americano que estaría dominado por la técnica.
  • Otro detalle en la línea del último punto, sería la coincidencia de los dos ponentes en colocar el ciclo de la filosofía alemana que se cierra con Heidegger en un nihilismo conducente al holocausto hitleriano.

Cuestiones actuales sobre España y Europa

Imperios 2

En el turno de preguntas, una discípula alemana de Gustavo Bueno, Nicole Holzenthal, le pregunta a LCMJ acerca de un hecho actual: ¿por qué cuaja de una manera tan intensa la idea de Cultura en España y especialmente en alguna de sus regiones? ¿Por qué tiene tanto desarrollo el proyecto independentista Catalán, llegando a ser muy conflictivo políticamente, mientras en regiones Alemanas como Baviera ese tipo de confrontaciones políticas no tienen recorrido (ni siquiera se llega a plantear ni admitir el término nación para esa región)? Ante estas preguntas, LCMJ se reafirma en afirmaciones anteriores de su exposición donde había indicado que los estados nacionales burgueses habían sido totalizados completamente (holizados) en la época en que la filosofía marxista había alcanzado su configuración y que entonces esa filosofía resultaba inoperante contra estos estados, esta filosofía va a actuar únicamente sobre los estados agrarios (lo cuales no habrían sufrido un proceso de holización). Por otro lado señala el impacto de la idea de cultura, que es una conformadora de regiones, y va a tener unos efectos desastrosos en otros países que no sean Alemania porque empuja a la región donde fructifica esta idea a configurar un nuevo estado, en Alemania no va a ocurrir esto porque esta idea surge allí en un momento donde no existe nación política. LCMJ contesta que estas regiones nacionalistas españolas tan beligerantes chocan contra la totalización realizada en España desde el liberalismo de Cádiz y por tener estas regiones lengua propia.

A la luz del análisis de estas las dos conferencias expuestas se puede extender la respuesta a esta pregunta. Desde la perspectiva de los restos de los imperios que han dominado y dominan en Europa se puede plantear que, tal como expone LCMJ, Alemania es el resultado de la holización ejercida por la filosofía aleman. Sin embargo, en España la situación es algo distinta. España es una porción, una parte desgajada, del antiguo Imperio católico hispano que, a partir de su derrumbe, cae bajo la influencia de los imperios depredadores que le suceden, los imperios francés, anglo-americano y alemán. Y la estructura de esta porción del Imperio Hispano (España) pasa de estar sometida a un tipo de racionalización, a tener que amoldarse a otra distinta. Esta región europea del imperio hispano es una más de las que, junto a otro gran número de regiones, integra una totalidad donde son admitidas las distintas peculiaridades de cada región, formando parte de una unión heterológica. Y habría que destacar que España se ve obligada a tener que cambiar de rumbo y seguir la estela de los imperios dominadores de la época post-hispana y adoptar unos usos y costumbres con una dirección uniformadora de los individuos, donde las particularidades se homologan. Es en las regiones de España que han adoptado más rápidamente este tipo de racionalidad donde se dejan sentir las incompatibilidades con el resto de España donde todavía permanecen restos de la vieja racionalidad hispana. Es en los nacionalismos periféricos vasco y catalán donde la racionalidad atomizadora se muestra con más vigor, no por casualidad se trata de las regiones con una industrialización, con una técnica, más desarrollada.

Cuestiones actuales sobre los partidos políticos en España

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Siguiendo esta argumentación podemos hacer una clasificación con respecto al tipo de racionalidad que parecen seguir los partidos políticos más arraigados en España. Se puede hacer una división en la que podemos encuadrar las distintas tendencias bajo dos coordenadas: el partido Ciudadanos y los partidos nacionalistas perféricos (vascos, catalanes y gallegos, más algún regionalismoradical de nuevo cuño) bajo una misma racionalidad política, la de los atomizadores, por un lado; y el Partido Popular, Podemos (y PSOE en menor medida) más hipanistas por otro lado. Los partidos de Ciudadanos y nacionalistas serán los partidos más extremadamente europeístas, por tanto los más partidarios de la racionalidad franco-anglo-americana y alemana, de una racionalidad isológica, atomizadora, donde el individuo no teme ser uniformado por la técnica (más bien lo desea), todos los individuos han de ser iguales y homólogos, integrados en la gran Europa; aquí encuadraríamos a políticos como Aznar, Ibarretxe, Pujol, Arzalluz, Rivera y Puigdemont, en el momento actual, que aparentemente estarían en posturas opuestas, si no enfrentadas, pero que su razón responde a una visión reduccionista, atomizadora, holizadora de los individuos bajo un mismo canon. No importa que desde Ciudadanos esa integración sea hecha a través de España o que en los nacionalistas sea realizada a través de las regiones autónomas, el fin es el mismo: la creación de regiones liberales (desde el nacionalismo catalán se repite machaconamente que desean ser la holanda del sur o la dinamarca del sur) según los cánones del pensamiento más ortodoxo alemán o anglo.

En el caso del Partido Popular y de Podemos, a pesar de no ser enemigos de Europa, ciertos aspectos de sus políticas parecen alejarlos en otra dirección (su europeísmo se presume tacticista y coyuntural). En el PP se vislumbra a la vieja posición conservadora y castiza (hay que recordar que la posición castiza española estuvo explícitamente opuesta a las posiciones europeístas), recelosa de las iniciativas y posiciones del resto de Europa. Es el PP, una vez que Mariano Rajoy ah limpiado al partido de aznarismo, un partido heredero del moderantismo decimonónico. Podemos decir que el PP y el cuerpo de alto funcionariado que integran su dirección, como herederos de las posturas del Partido Moderado, con el «rajoyismo» como un moderantismo 2.0, son los que tienen un proyecto mixto que se abre tanto a iberoamérica, al tiempo que busca un encaje especial en Europa, mientras trata de mantener una tradición católica frente al liberalismo angloprotestante que representaba el «aznarismo», hoy institucionalizado en el partido Ciudadanos. En Podemos sus lazos con partidos e ideologías de Hispanoamérica, el populismo indefinido, los hacen receptivos a programas que puedan integrar a estos pueblos y que se mantengan a distancia de las iniciativas europeas, aunque hay que decir que su indefinición es muy grande debido a su poco tiempo de existencia. El PSOE tiene una posición cercana a ésta última, sobre todo por su experiencia de gobierno que le ha mostrado las distintas facetas de la política de cara a Europa y a Hispanoamérica.

Para terminar, vamos a definir una posición concreta ante el reto nacionalista que está sobre la mesa estos días. ¿Qué hacer? ¿Qué postura o medidas adoptar? Se oyen en abundancia opiniones de todo tipo, por un lado algunas exigentes (y que parecen proporcionadas ante la magnitud del reto planteado): eliminación de los privilegios de las regiones nacionalistas más combativas, disminución de autogobierno, financiación, etc. Otras posiciones pueden parecer más blandas, y se deslizan hacia el terreno voluntarista: diálogo, comprensión, pedagogía hacia las regiones en cuestión. Ambas posiciones son equívocas a mi juicio por no atenerse a un esquema claro.

Ateniéndonos a las coordenadas que se han intentado definir gracias a las dos excelentes ponencias analizadas, se podría decir que la solución del problema planteado no sería la de ejercer una racionalidad atomizadora sobre estas regiones (como querrían hacer partidos como Ciudadanos, o los propios nacionalistas para alcanzar, en teoría un resultado contrario), sino permitir la vigencia de las peculiaridades y diferencia de esas regiones, ya que la permanencia de estas particularidades permitiría dar continuidad y desarrollo a una racionalidad española en línea con la llevada a cabo en el pasado.

Otón F. Iglesias 

3 comentarios en “Dos perspectivas de la idea filosófica de imperio

  1. antes del imperio europeo habia el imperio romano que se propuso acabar con las guerras entre cientos de tribus bárbaras en <Europa, por su sometimiento a la paz romana.

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  2. Sí, Pep, habría que tener la Idea filosófica del Imperio Romano de cómo se expandió, mediante acuerdos (foedera), sometimiento y creación de nuevas ciudades, el sinecismo romano, el respeto a las tradiciones y religiones indígenas el Ius gentium y el Ius peregrinii sin entender Roma no se entiende mucho Europa.

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